Holaa! :)

Hola! Es la primera vez que publico algo asi que espero que os guste y por favor comentad :)

Muchas graciias :)




domingo, 16 de enero de 2011

Capítulo 10

Entré silenciosamente en la habitación 515, no quería que mis padres se enterasen de que llegaba 30 minutos tarde, tendría que cambiarme deprisa si quería llegar a la cena.
Fui al baño y me metí en la ducha, el chorro de agua caliente consiguió que me relajara un poco y dejase de pensar en lo que había escuchado apenas una hora antes. Cuando salí me apresuré a vestirme; unas medias transparentes, un vestido cortito de palabra de honor azul eléctrico y unos tacones. Fui a la habitación de mis padres a por la bolsita del maquillaje.
- Hola. - Dije.
- ¡Qué guapa! Pero te falta el maquillaje.
- Gracias. Lo sé, a por eso venía.
- Ven, que te vea tu padre.
- ¡Mamá! ¿Me das el maquillaje? Mira que si no no llegamos...
- Está bien, está bien. Toma.
- Gracias mamá.
Y diciendo esto salí de la habitación. Me metí en mi baño y me puse la raya, de color negro y el rímel, un poco de sombra bien difuminada y brillo de labios, perfecto.
Iba a salir de la habitación, pero al ir a cerrar la ventana una ráfaga de aire frío me hizo estremecerme, así que cogí la chaqueta y cerrando la puerta me metí en el ascensor. Cinco, cuatro, tres...¡Qué ascensor más lento! Entonces se paró, cuando iba a salir me choqué con un chico. Tendría más o menos mi edad, pelo rubio y rizado y los ojos verdes, como los míos. La verdad es que era bastante guapo.
- ¿Vas abajo?
- Emm...si...
- Este es el segundo. - Dijo con una sonrisa. - Por cierto, bonito vestido.
- Muchas gracias, tu también vas muy guapo. - ¡Pero qué estaba diciendo!
- Gracias.
Salimos del ascensor y caminamos juntos hasta el restaurante.
- ¿Cómo te llamas?
- Lucía ¿Y tú?
- Marco. ¿De dónde eres?
- De Madrid ¿Y tú?
- Soy italiano, de Roma.
- Siempre he querido ir a Roma...
- Pues te llevaré algún día.
Le miré extrañada, tenía que estar de broma.
- Es broma, no voy a secuestrarte ni nada por el estilo.
Los dos nos reímos, me había caído bien ese chico.
- Bueno, me tengo que ir, mis padres me están esperando.
- ¿En qué mesa estás?
- En esa de allí. - Dije señalando al fondo de la sala.
- Iré a buscarte luego para pedirte un baile. - Me puse roja como un tomate, él debió notarlo, porque me sonrió y añadió - Si tú quieres, claro.
- Sí, nos vemos luego.
Me alejé de él y me senté junto a mis padres.
- ¿Quién era ese chico? - Preguntó mi padre nervioso.
- Nadie papá.
- ¿Y qué hacías hablando con él?
- Eee....nada papá, le preguntaba si sabía dónde estaba el baño. - No se me daba bien mentir, pero con mis padres siempre funcionaba.
- ¿Y ese qué sabrá? Preguntale a un camarero.
- Tienes razón. ¡Perdone! ¿Dónde está el baño?
- Al fondo a la derecha. - Me indicó amablemente el camarero.
- Muchas gracias.
Me levanté de la mesa y me dirigí a la puerta del fondo a la derecha, siguiendo las indicaciones. Entré en el baño y dejé pasar un par de minutos, después salí y volví a sentarme en la mesa.
- ¿Dónde está la carta? - Pregunté.
- No hay carta, es el mismo menú para todo el mundo.
- ¿Y cuál es?
- No lo sé, ya nos traerán la comida.
En ese momento llegó el camarero con tres platos de sopa. Comimos en silenciolos tres platos y el postre. Cuando acabó todo el mundo y recogieron los platos, los camareros retiraron las mesas y la sala se convirtió en una especie de salón de baile. En una parte de la sala pusiron una mesa con copas de vino, ron y refrescos para los más pequeños. Me apetecía muchísimo un ron con limón, despejaría la mente por un rato, así que, sin que mis padres me vieran me dirigí a la mesa y me llené tres cuartos del vaso de ron y el resto de fanta de limón. Me senté en una esquina y empezé a beber, estaba bueno, así que me puse otro. De pronto una falsa felicidad me embargó y sentí unas ganar irrefrenables de ponerme a bailar, me acerqué al centro de la sala, dónde un montón de personas bailaban agarradas, era una canción lenta. Me quedé allí parada, confundida y mareada por los efectos del alcohol, entonces una mano me sujetó de la cintura y una voz familiar sonó a mi espalda:
- ¿Mucho ron?
- Hola..emm...Marco. Pues sí, demasiado.
- Que poco aguante...
- ¡Oye! - Le di un golpecito en el hombro y ambos nos echamos a reir.
- Vamos a bailar.
Me agarró de la cintura un pegó su cuerpo al mío, pasé mis manos alrededor de su cuello y nos pusimos a bailar, mirándonos a los ojos. Mi mente era un completo desorden, no podía pensar en nada, aunque un nombre no paraba de acudir a  mi cabeza, por suerte, en ese momento no significaba nada: Diego.
Marco comenzó a bajar las manos, lentamente, como si no quisiera que yo me diera cuenta, aunque de todas formas, me importaba poco.
- ¿Te molesta?
- No.
Entonces acercó su boca a la mía, ese gesto despertó algo en mí, por un momento fui medianamente consciente de lo que estaba pasando, y me aparté.
- No.
- ¿Por qué?
- Están mis padres. - No se me ocurrió ninguna otra excusa.
- Ven conmigo.
Mi mente volvió a embotarse.
- Vale. Pero voy a avisar a mis padres.
- Te espero en la salida.
Fui a dónde estaban hablando mis padres.
- Me subo a la habitación, estoy cansada.
- Vale, buenas noches.
Cogí mi chaqueta y salí a fuera. Marco me esperaba allí dado la vuelta, con unos vaqueros un poco desgastados y una camisa de rayas.
- Hola.
- Ven, vamos.
- ¿A dónde?
- A mi cuarto.
- ¿Estás solo?
- Sí.
Me agarró de la manos para que no me cayera al suelo, estaba demasiado mareada, y los tacones no ayudaban demasiado. Me llevó hasta su habitación y me sentó en la cama. Se sentó a mi lado.
- ¿Qué tal estás?
- Mareada.
Se inclinó y me besó. No me aparté pero no le respondí al beso, no tenía muy claro el porqué pero no lo consideré apropiado. Se separó de mí.
- ¿Pasa algo?
- No...no lo sé.
Suspiró y se apartó del todo.
- Lo siento, supongo que no debería haberme aprovechado...
- No importa.
No quería que se apartara, así me acerqué y le besé. El rostro de Diego acudió a mi mente, le quería, le necesitaba... ¿Qué había dicho esa tarde? Ah sí, que solo era una más, poco a poco todo fue volviendo, recuperé la capacidad de pensar. ¿Qué estaba haciendo? ¡A mí Marco no me gustaba! ¿Cómo había llegado hasta alli? No me acordaba... Entonces Marco empezó a desabrocharme el vestido.
- Para.
- ¿Qué?
- Que pares.
No me hizo caso, me desabrochó el vestido y me lo quitó. Todo era igual que aquella tarde, en casa de Carlos... Empezé a llorar, no quería recordar eso, aquella tarde fue su hermana quien le frenó, pero ¿Y ahora? No había nadie para ayudarme... Entonces algo pasó. Marco paró y se apartó de mí tanto como pudo.
- Lo siento, lo siento, no sé que me a pasado...
Llorando todavía me puse el vestido y salí de la habitación. ¿Es que en estas vacaciones iba a ser siempre así? Yo pensé que Marco era un buen chico, no me gustaba pero me había caído bien... Enté en la habitación y me eché en la cama, estuve llorando durante un par de horas y luego me quedé dormida.
De repente una música me despertó, era mi móvil. ¿Quién sería? ¿Marco? No, él no tenía mi móvil. Miré la pantallita, era Anna. Es verdad, dijo que me llamaría.

2 comentarios:

  1. cada capitulo me sorprende mas!! me a gustado mucho jajaja sigue asi!

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  2. DIOS!:O Durante dos largos minutos me he quedado agilipollada mirando la pantalla de mi ordenador, justo cuando Marco le desabrochaba el vestido a Lucía. Realmente me he quedado asombrada una vez más con tus capitulazos!^^ Espero que sigas escribiendo mucho y pronto jajaja (: Realmente me gusta mucho! Bueno chica, ya lo sabes y FELICIDADES!^^
    Un abrazo y un saludo
    PD:por dios, escribe pronto, me muero de ganas de saber que pasa con la llamada de Anna a Lucía;)

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