Holaa! :)

Hola! Es la primera vez que publico algo asi que espero que os guste y por favor comentad :)

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domingo, 9 de enero de 2011

Capítulo 7

Paramos delante de una casa bastante grande, tendría por lo menos tres pisos. Estaba encalada, con los marcos de la puerta y las ventanas de color azul. En la parte de delante tenía un pequeño patio donde había aparcado un coche y un par de bicis. Pepe se bajó del coche y llamó al telefonillo, una voz femenina contestó:
- ¿Quién es?
- Soy Pepe, ¿Está Rubén?
- Sí, un momento. ¡Rubéen!
- ¿Sí? - Tenía una voz bonita.
- Rubén, tio, baja ya.
- ¡Voy! Emm...¿Está...?
- Sí, está en el coche.
- ¿Y qué tal?
- Baja ya anda.
Rubén colgó el telefonillo. Así que ya todos sabían lo que pasó ayer, que fastidio. La voz de Pepe me pilló desprevenida:
- Ya baja.
- Vale.
En ese momento se abrió la puerta azul y apareció un chico alto, de unos 17 años, era moreno, con el pelo negro y unos ojos bonitos, era muy guapo, y estaba bastante bueno, no me extrañaba que a Anna le gustase...
- ¡Hola! - Rubén parecía un chico alegre, no paraba de sonreir.
- Hola. - Me acerqué y le di dos besos, parecía simpático.
- ¿Eres española no?
- Sí, parece que aquí todos somos españoles.
- ¿De que parte? Yo soy de Madrid y Pepe de Almería. - Aquel chico hablaba sin parar.
- De Madrid también, pero voy a Almería todos los años, mis abuelos viven allí.
- Esto y España no se parecen en nada, ¿A qué no? - Rubén parecía emocionado.
- Pues no, en nada - Ese chico me hacía reír. - ¿Qué es lo que más echais de menos de España?
- ¡La fiesta! - Los dos respondieron a la vez, como si estuviera ensallado.
- Joder, eso de salir por las noches, tomarte unas copas y luego meterte a una discoteca hasta que te cansabas y te ibas a hacer el imbécil por la calle con una botella de JB... - Continúo Pepe.
- Sí, aqui, el alcohol está prohibido y no hay discotecas como las de Madrid... - Dijo Rubén poniendo morritos. Parecía un niño de 5 años al que le hubieran quitado su juguete favorito...
- Sí, la verdad es que España es el país de la fiesta - Reconocí.
- ¡Hemos llegado! - Anunció Pepe.
- ¿A dónde? - Pregunté.
- A casa de Anna - Terció Rubén.
La casa de Anna era parecida a la de Rubén, solo que más pequeña y en vez de azules, tenía los marcos verdes. Casi todas las casas eran iguales.
- Anna, estamos abajo. - Era la voz de Pepe. Estaba hablando por el móvil.
- No, ninguno, pero date prisa.
-Venga, xaoo.
- Ya baja. - Nos anunció.
Al poco tiempo vi salir a Anna de la casa y dirijirse sonriente hacia nosotros. Vaciló al entrar en el coche, ya que tenía que sentarse al lado de Rubén, pero solo fue un segundo, nadie se dio cuenta.
- Hola, Lucía, ¿Todo bien?
Pepe se me adelantó.
- Sí, todo bien, me a perdonado - Dijo orgulloso.
Anna me miró, quería saber que Pepe decía la verdad, asentí con la cabeza.
- No voy a odiarle de por vida. - Dije con una sonrisa.
El resto del viaje lo hicimos en silencio, nadie parecía tener ganas de hablar. Decidí romper el silencio:
- ¿A dónde vamos?
- Al instituto - Contestó Anna, agradecida porque hubiera dicho algo. - Allí casi todos hablan español y de vez en cuando quedamos y pasamos allí la tarde. Hay refrescos y tal, y de vez en cuando alguien se atreve a llevar algo más.
Sin duda se refería a alcohol. No era un plan de fiesta pero estaba bien para el sitio en el que estábamos.
Después de otros 10 minutos, el coche se paró delante de un edificio rectangular, las paredes de fuera de un color marrón claro bastante soso, estaban descorchadas.
- Venga bajad, yo voy ahora. - Fue Pepe el que habló.
Y entonces, mientras salía del coche, la sangre se me heló en las venas cuando le vi.

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