Holaa! :)

Hola! Es la primera vez que publico algo asi que espero que os guste y por favor comentad :)

Muchas graciias :)




domingo, 11 de septiembre de 2011

Recordatorio de los atentados terroristas del 11-S

Hoy, como todos sabemos, es 11 de Septiembre. Hoy hace 10 años de los atentados terroristas contra Las Torres Gemelas en Nueva York y El Pentágono y el Capitolio en Washington. Hoy recordamos a esas miles de victimas que dejaron esos 4 aviones, a la enorme cantidad de personas que sacrificaron sus vidas para salvar las de otros y a todos aquellos que perdieron a sus familiares y amigos; personas cuya vida se derrumbó de la misma manera que lo hicieron las torres el 11 de Septiembre de 2001.

Ante todo quiero dar las gracias a todas esas personas que, en mi opinión, merecen ser llamados héroes.
A todos aquellos bomberos y policías que perdieron la vida durante los rescates llevados a cabo antes y despues del derrumbamiento de las torres, gracias.
A los pasajeros de los aviones contra el Capitolio y el Pentágono por mantener la calma cuando todo estaba perdido y tener el valor de estrellar los aviones sacrificandose y salvando así a miles de personas, gracias.
A William Rodrigez, el conserje de las torres, quien tenía las llaves de las oficinas y el valor suficiente para subir piso a piso abriendo las puertas y salvando centenares de vidas, gracias.
A los voluntarios que se prestaron para ayudar en los equipos de rescate a pesar del riesgo que conllevaba, gracias.



La verdad es que me parece increible que 19 personas puedan acabar con tantas vidas y causar tanto horror; sin embargo ha quedado demostrado que así es, y no debemos volver a subestimar el poder de quienes son capaces de acabar con millones de vidas sin ni siquiera pestañear. Porque, a pesar de lo que digan los cuentos, el bien siempre lleva las de perder, porque el mal juega con ventaja.

Ahora me gustaría poder dedicarles un minuto de silencio en mi blog. Espero que vosotros al leerlo tambien dediqueis un minuto de vuestra vida a pensar en aquellos que la perdieron aquel 11 de Septiembre de 2001.

sábado, 3 de septiembre de 2011

NUEVO BLOG!

Pues eso, bloggers, he decidido crearme otro blog para dedicar este exclusivamente a la historia. En el otro pondre relatos cortos, entradas, frases.... no sé, lo que me apetezca.
Aqui os dejo la dirección:

http://lavidaestaparavivirlamasdeunavez.blogspot.com/

Por cierto, perdon (otra vez) por tardar tanto en subir los capitulos, prometo (otra vez) darme un poco mas de prisa, pero es que este verano he estado liadisima!
Un besito, bloggers!

viernes, 2 de septiembre de 2011

Capítulo 23.

- ¡Máma, Papá! ¿Qué estais haciendo aquí? - Pregunté haciendome la inocente.
- Eso mismo debería preguntar yo. - Respondió mi madre fríamente. - Vamos.
Y sin decir nada más me cogió de la muñeca y me arrastró hasta el primer taxi que encontramos.
El trayecto hacia el hotel lo hicimos en completo silencio, ninguno de nosotros tenía ganas de hablar, y menos delante del taxista. Cuando llegamos, mis padres se fueron directos a su habitación, dejándome en un pasillo vacío completamente desconcertada. Esperaba al menos una charla.
Me metí en mi habitación y me di una ducha para despejarme. Todo aquello no podia estar pasando; sin embargo, al salir de la ducha estaba todavía más segura de que era real.
Esa noche la pasé entera llorando. No tenía noticias de mis padres pero estaba segura de que estaban preparando algo, y no podía ser nada bueno. Tenía miedo de no volver a ver a Diego, quien, por si fuera poco, no había dado señales de vida. Parecía como si desde lo ocurrido no quisiera volver a saber nada de mi. ¡Pero que estaba diciendo! Eso era imposible, me estaba emparanoyando demasiado. Necesitaba descansar un poco.
A la mañana siguiente, cuando desperté, la almohada seguía húmeda. Debía de haber llorado también dormida, lo que no era de extrañar dadas las horribles pesadillas que había tenido. Estaba claro que ese no iba a ser mi día.
Bajé temprano a desayunar por primera vez desde que llegamos a Marruecos tratando de aplacar un poco la ira de mis padres, aunque sabía que no me serviría de nada, entre otras cosas, porque ellos no bajaron.
Cuando pasé por la recepción del hotel una chica joven, de unos veinte años llamó mi atención.
- Perdona, ¿ha quedado libre ya la 501?
- Bueno, si... Por ahora sí. - No entendía nada. ¿A qué venía eso? Nunca antes me lo habían preguntado.
- ¿Por ahora? Le recuerdo que tiene que dejar la habitación a las 12 en punto.
- ¿Qué? ¿Por qué?
- A las 3 llegan nuevos huespedes y hay que limpiar...
- No, debe de haber un error, todavía me queda una semana... - La voz se me quebró al comprender lo que habían hecho mis padres. Sin duda querían asegurarse de que no volviera a ver a Diego.
- El hombre que hizo la reserva llamó anoche para anular el resto de la estancia. - Mis sospechas quedaron confirmadas.
Un débil "gracias" salió de mis labios antes de que me encaminara de nuevo a mi habitación para recoger mis cosas, aunque sin la menos intención de subirme a un avión.
Cuando acabé de hacer la maleta salí en silencio de mi habitación y me metí en el ascensor dando gracias de no haberme encontrado con mis padres. Pulsé el botón de la planta baja, sin embargo, el ascensor se detuvo en el segundo y, como siempre, solo una persona entró en él, Marco.
- ¡Hola! - Saludó él alegremente. - ¿A dónde vas? Aún es muy pronto. - Miré mi reloj. Tenía razón, las 9 de la mañana. - ¿Y esa maleta? - Continuó. - Pero si te quedaba una semana, ¿no?
- Sí, Marco, pero mis padres me pillaron anoche con Diego y anularon el resto del viaje. - Expliqué con voz cansada.
- ¿Y ya está? ¿Te rindes?
- Me voy, pero no a donde a mis padres les gustaría. - De pronto caí en la cuenta de que sin Marco no lo conseguiría. - Pero necesito que me ayudes...
- Lo que quieras. ¿Qué necesitas?
Cling. Habíamos llegado. Salimos del ascensor y seguimos hablando mientras nos dirigíamos a la calle.
- Tu conoces bastante bien la ciudad, ¿no?
- No toda, pero me oriento bien.
- Vale, me sirve. ¿Sabes dónde vive Diego?
- Ni idea, pero te puedo llevar a casa de Anna, en la plaza.
- No, ahí es el primer sitio donde me buscarán. ¿Sabes donde vive algún otro amigo de Diego? ¿Pepe o Rubén?
- Te puedo llevar a casa de Javier...
Dudé un momento, yo no tenía muy biena relación con Javier. ¿Qué diría si me presentase en su casa a las 9:30 de la mañana? Pero en seguida me decidí. Era eso o volverme a Madrid, cosa queno iba a consentir.
- Vale, vámonos ya.
- ¿Pero como vamos a llevar tu maleta en mi moto?
- No importa, cogeremos un taxi.
- Vale.
En menos de un minuto nos encontrábamos en un taxi camino de casa de Javier.
La verdad es que me sentía un poco culpable por irme así, pero al menos la nota que había dejado bajo la puerta de la 502 dejaría claro que no me habían secuestrado, aunque no por ello esperaba que dejaran de buscarme.
- ¿Y que es lo que piensas hacer exactamente?
- No lo sé, supongo que quedarme aquí otra semana y luego volver en el vuelo que tenía reservado.
- ¿Y si lo han cancelado?
- Pues me entregaré a la policía y ellos me mandarán de vuelta.
- Te vas a meter en un buen lío...
- Me da igual, no pienso irme.
- Tal vez sería mejor que lo hicieras...
- ¿Pero qué dices? ¿Me vas a ayudar o no?
- Sí, sí, solo estaba dando mi opinión...
Resoplé. No entendía a ese chico. Primero me animaba a escapar y luego decía que no le parecía buena idea... Bah, que importa, con que no me delatase...
- ¿No te vas a chivar, verdad?
- No, claro que no.
- Vale.
Hicimos en silencio el resto del viaje.
- Hemos llegado. - Anunció el taxista. - Son 5 euros.
Se los di sin rechistar a pesar de la elevada cantidad que me había cobrado y me bajé del coche.
- ¿Quieres que me quede? Por si acaso...
- No, no hace falta.
- Vale, pero ten mi número, por si me necesitas. - Dijo tendiéndome un trozo de papel.
- Gracias. En serio, muchísimas gracias.
- No... No importa. - Se puso rojo como un tomate. - Bueno, yo me voy. Llámame si me necesitas. - Y dicho esto se alejó caminanado por las calles de Marruecos.
La mano me tembló cuando llamé altimbre de la casa, pero no tenía otra opción.
Al cabo de un minuto escuché unos pasos apresurados al otro lado de la puerta.
- ¡Ya voy! - Gritó una voz chillona desde dentro.
En seguida una mujer de unos cincuenta años me abrió la puerta. Era bajita y muy delgada, tanto que me costaba creer que sus pequeñas piernas pudieran sostenerla. Vestía un camisón de color verde lima hasta las rodillas, yo diría que era de seda. Encima de él, una bata de color blanco cubría sus brazos. Llevaba el pelo canoso recogido en un extraño moño algo despeluchado y presentaba unas grandes ojeras alrededor de unos enormes ojos azules. La nariz puntiaguda y los labios finos. No era una mujer demasiado guapa; sin embargo, a pesar de estar recién levantada, su cara tenía una expresión alegre y vivaracha que llamaba mucho la atención y la hacía parecer más hermosa.
- Hola, ¿Te puedo ayudar en algo?
- Soy... - No me parecía correcto decir que era amiga de Javier. - Necesito hablar con Javier.
- Es un poco pronto, ¿no te parece? Vuelve dentro de un rato, ahora mismo está durmiendo.
- Es que es muy importante. - Supliqué poniendo ojitos.
- Está bien... - Dijo vacilante al ver mi maleta.
- Oh, no, no voy a quedarme. Solo necesito que me ayude en una cosa. - Me apresuré a aclarar.
- Vale. - Dijo tras un suspiro de alivio. - Pasa. ¿Tienes hambre? Si no has desayunado hay leche y tostadas en la cocina.
- Muchas gracias, pero ya he desayunado.
- Oh, vale. Bueno, pues espera aquí un momento, voy a llamar a Javier.
- Muchísmas gracias. - Dije. Pero ella ya había desaparecido escaleras arriba.

Me senté en un gran sillón de cuero blanco en una habitación desconocida; posiblemente sería una de las muchas que habían permanecido cerradas durante la fiesta. Justo delante de mí había una pequeña mesita de cristal con un par de ceniceros y unas flores encima. Las paredes estaban cubiertas de cuadros de los mejores pintores y una gran cantidad de jarrones antiguos y otras reliquias adornaban las multiples encimeras, todas de madera. Estaba claro que la familia de Javier tenía mucho dinero.
- ¿A las 9:30 de la mañana? - Gritó la voz de Javier desde arriba.
- Dijo que era urgente...
- ¿Quien era?
- No ha dicho su nombre. Es morena...
- Ya bajo.
La mujer del camisón verde no volvió a bajar, supuse que se había vuelto a la cama. En seguida oí los pasos de Javier bajando por la escalera.
- Carlota, ¿qué coño quieres ahora? Ya lo dejaste todo claro anoche... - Bramó Javier enfadado. ¿Qué habría pasado la noche anterior?
- Eh... No soy Carlota...
- ¿Lucía? ¿Que haces aquí?
- Pues...esto...yo...
- Oye, date prisa, me muero de sueño.
- Mis padres me quieren mandar de vuelta a Madrid y...
- ¿No pensarás quedarte aquí, no? - Preguntó reparando en mi maleta.
- No, no. Necesito que me ayudes a llegar a casa de Diego.
- Joder... ¿Te vale si lo llamo?
- Sí.
Javier cogió el telefono sin dirigirme ni una mirada más y marcó el número de Diego.
- Diego, a ver, tengo a tu novia en mi casa. Dice que quiere que la vengas a buscar. Sí, ahora.¿Y yo que sé? Dice que sus padres la quieren mandar de vuelta. Vale, date prisa.
Colgó el teléfono y me miró.
-Llegará en unos 15 minutos. Mientras tanto... No sé, haz lo que quieras, estás en tu casa. Yo me vuelvo a la cama.
Y sin decir nada más corrió escaleras arriba dejándome sola en esa casa tan grande.